Tales from Mousyland
Tío Ratón, un ratón casero criado en Sofía, Bulgaria, vivió en una jaula en casa de una pareja de humanos durante sus primeros años. Allí aprendió de oído a entender español, griego, inglés y búlgaro. Estos idiomas le ayudaron mucho en sus viajes por el mundo una vez decidió abandonar el calor del hogar. A continuación, recopilamos lo relatos que fue escribiendo durante estos viajes. Bienvenidos a Mousyland...
Los tranvías de Praga
Los tranvías de Praga son algo especiales. Aunque todo el mundo cree que funcionan con electricidad como en las demás ciudades, en realidad se sirven de una energía un poco diferente. Son movidos por ratones. Bajo el suelo del vagón, cerca de las ruedas, hay unos habitáculos llenos de estos roedores. Los ratones, cuando se ponen nerviosos, se agitan mucho, corren sin parar y mueven las patitas a toda velocidad. Utilizando un inteligente mecanismo, los habitantes de Praga han conseguido que cientos de ratoncitos hagan que sus tranvías recorran las preciosas calles de su ciudad. Cuando el conductor necesita velocidad sólo tiene que asustar al grupo de ratones con la bocina y estos, con sus movimientos nerviosos, harán que el tranvía se desplace más rápido. Es un sistema muy ecológico y económico. El único problema es que cuando los ratones se ponen demasiado nerviosos pueden explotar. Es bueno que la gente desconozca este detalle pues a nadie le gusta ir al trabajo sobre una bomba de relojería.
Los ratones zapateadores
En la lejana China no hay bomberos en camiones rojos. No los necesitan. Cuando empieza un fuego piden ayuda al Cuerpo Especial de Ratones Zapateadores. Los ratones son muy caseros y siempre hacen todo lo posible para proteger sus viviendas. Cuando un fuego pone en peligro a sus familias, mueven las patitas a toda velocidad golpeando el suelo donde están las llamas. De esta forma consiguen apagarlas. Son tan rápidos que nunca llegan a quemarse. Una cosa que muy poca gente sabe es que un ratón bombero zapateador visitó España hace muchos años y vivió una temporada en una caravana con gitanos. Les enseñó su técnica por las noches mientras ellos tocaban la guitarra. Desde entonces, ninguna casa gitana se ha quemado nunca y el mundo puede disfrutar de la belleza de los bailes flamencos.
Los ratones marineros
En los grandes barcos siempre hay muchos roedores viviendo en las bodegas. Vivir allí es cómodo e interesante pues hay siempre abundante comida almacenada y se puede viajar por todo el mundo. Cuando un barco se hunde, los primeros en abandonarlo son siempre las ratas que sólo se preocupan por ellas mismas. Los ratones, mucho más agradecidos, son los últimos en escapar. Recorren el puente del barco, entre los pies de la tripulación, indicando el camino más rápido hacia los botes salvavidas. A veces, incluso juegan un papel más importante: todo el mundo sabe que, cuando el Titanic se hundió, la orquesta siguió tocando hasta el final para tranquilizar a los pasajeros. Poca gente recuerda, sin embargo, que el director de orquesta era en realidad un ratón austriaco.
El planeta Gruyère
Todo el mundo mira al cielo por las noches esperando ver extraterrestres que vienen en sus naves espaciales para explorar nuestro planeta. Lo que casi nadie sabe es que los primeros extraterrestres en llegar a la Tierra fueron los ratones. Hace millones de años los ratones vivían en una gigantesca bola de queso que daba vueltas alrededor del Sol. Este planeta era tan grande como el nuestro pero mucho más sabroso. El calor del Sol hacía que se formasen ríos de queso fundido y los ratones, que son muy glotones, disfrutaban haciendo sus viviendas dentro del queso. Comían trozos y habitaban en los huecos que dejaban. Hicieron pequeños agujeros para familias de ratones y grandes para salas de reuniones, todos unidos por subquesánoes. Los ratoncitos eran muy felices allí pues tenían muchísimo queso para ellos pero un día el planeta Gruyère y la Tierra chocaron. El impacto fue mayúsculo y la bola de queso, menos resistente que la Tierra se rompió en mil pedazos, esparciendo queso y roedores por nuestro planeta. Desde entonces, en todas las partes del mundo se pueden encontrar ratones, buscando pedazos de su antiguo planeta.
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